Ha pasado mucho tiempo desde la última entrada. Lo sé. Habrá quien piense que dejamos de caminar o, peor aún, que dejamos de escribir. Nada de eso, simplemente no tenemos prisa, vamos despacio, disfrutando del lento pasar de los kilómetros para no perder nuestros pasos en la memoria y para no caer en algunas de las desmemorias que tanto ejercitamos en las sociedades occidentales.
«Hay un vínculo secreto entre la lentitud y la memoria, entre la velocidad y el olvido… En la matemática existencial, esta experiencia adquiere la forma de dos ecuaciones elementales: el grado de lentitud es directamente proporcional a la intensidad de la memoria; el grado de velocidad es directamente proporcional a la velocidad del olvido» (La lentitud paga 22 y23, Milán Kundera)
Así, despacio, nos hemos ido acercando poco a poco al final de cada camino. Y así, con la lentitud de quien no quiere olvidar cada ruta recorrida nos acercamos al placer de descubrir el maravilloso paisaje de los Lagos de Covadonga.
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En realidad poco nos queda por decir de este entorno que no hayan dicho ya los millones de visitantes que pasan por estas montañas. Quizás nuestra ventaja ha sido visitar este paisaje con la tranquilidad propia de los meses de primavera. Según nos comentan en Cangas de Onís y en la empresa de taxis que traslada a los visitantes hasta lo más alto de las montañas de Covadonga, tanto el verano como en la época de semana santa los alrededores y la visita a los lagos se convierten en un constante ir y venir de gente.
Para llegar a Los Lagos de Covadonga nos pusimos en contacto con la empresa de taxis de los lagos (ida y vuelta 60 euros), puedes llamar a la hora que quieras tanto para ir como para volver, eso sí cuidado con la cobertura móvil en los lagos. En verano hay una empresa de autobuses que te lleva arriba a los lagos en servicio regular, pero solo funciona en temporada alta, así que nos tocó subir en taxi. Existe también la opción de realizar toda la subida andando, desde Cangas de Onís, siguiendo la ruta que nosotros mismo hicimos para llegar a Covadonga y a partir de la ermita siguiendo un sendero que nos llevará hasta la espalda de los Lagos, superando un gran desnivel de pendiente.
Aunque el taxi puede resultar algo caro, si se coge entre varios compensa bastante económicamente y, por otro lado, la amabilidad y las sugerencias del taxista nos sirvieron para conocer mucho mejor todo el lugar y para comprender la dureza de los inviernos en los Picos de Europa.
Ruta alrededor de los lagos
Nuestra ruta comienza en el aparcamiento del Lago de la Ercina, el más pequeño de los dos lagos, tanto en dimensiones como en profundidad, y por lo tanto, en capacidad cúbica. He de decir que el Ercina fue el lago que más me gustó, no solo por su entorno rodeado de montañas y con la nieve al fondo, sino por como se disponían las aves en las cercanías de la orilla y el verdor que lo rodeaba. Sin duda un lugar incomparable para una buena foto panorámica.
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Desde el Lago Ercina comenzamos a adentrarnos en la ruta circular que nos conducirá de nuevo al punto desde el que partimos. Sorteamos el Lago Ercina por la derecha, atravesando alguna que otra zona de pequeños barrizales, desde aquí rodearemos la montaña situada a nuestra derecha, pasando por una pequeña cabaña de pastores y siguiendo nuestra ruta hasta encontrarnos con… ¡El tercer Lago! Sí, el conjunto de Los Lagos de Covadonga esconde un tercer lago, el Lago Bricial, que antaño fue un gran lago que ha ido disminuyendo hasta formar una pequeña laguna que aparece sobre todo en invierno y durante la primavera, pero que debido a las filtraciones naturales de la tierra disminuye considerablemente hasta desaparecer el resto del año. En la actualidad, desde que volvió a aparecer en 2008 se alimenta, sobre todo, del agua que cae de la hermosa cascada de «Meana». Desde el Lago continuaremos nuestra senda hasta atravesar el bosque Palumberu al pie del pico Palumberu, un Hayedo que recuerda a esas películas de fantasmas, asesinatos y misterio parecidas al proyecto de la bruja de Blair.
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Saliendo del bosque Palumberu nuestro camino sigue por los llanos del lago Enol, hasta llegar a bordear el propio lago, de donde cada 8 de septiembre se saca una imagen de la santina que durante todo el año permanece sumergida en sus aguas, para sacarla en procesión y cumplir con las leyendas propias de esta tierras.
Alrededores lago Enol
El lago Enol desde el camino
Dejando el lago Enol a nuestra derecha seguiremos cruzando la carretera hacia el parking de coches de la Buferrera. En este punto existe la opción de seguir la ruta corta del sendero, continuando por el borde del lago y llegando al mirador de entrelagos, desde donde bajaríamos hacia el parking del lago Ercina. Nosotros en esta ocasión continuamos por la ruta del sendero largo, atravesando por el parking de la Buferrera y dirigiéndonos hacia el mirador del príncipe. Sí, en estas montañas de Covadonga podréis encontrar un mirador del rey, uno del príncipe y otro de la reina. Parece que la belleza natural también ha sido bautizada para la sangre azul…
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En el mirador del principe podremos disfrutar de unas vistas maravillosas de la Vega de Comeya, una depresión cerrada entre montañas y laderas abruptas. Formada por tierras muy permeables y que forman grandes barrizales y con pasto que sirve de alimento para el ganado. Continuamos nuestro camino ascendiendo hacia el centro de visitantes Pedro Pidal donde podemos, nosotros lo hicimos, disfrutar de una pequeña parada para reponer fuerzas y tomar un refresco.
Desde el centro de visitantes seguiremos ascendiendo por el camino delimitado y señalizado hacia las minas de la Buferrera. Minas de las que se extraía cinabrio, manganeso y hierro, minerales que afloraban irregularmente entre un karst de caliza. Aunque desde el año 1861 se tiene ya constancia de envíos a Francia de nódulos de hierro y manganeso procedente de los lavaderos de la vega de Comeya, es a partir de la década de los 70 cuando comienza la explotación sistemática de las minas a cargo de una sociedad franco-belga. Posteriormente fueron adquiridas por el inglés Harry Vaughan Read que fundó en 1893 la compañía “Asturiana Ltd.” y, solicitó otras concesiones en los alrededores de los lagos. Más tarde y hasta 1932 se encargaría de la explotación «The Asturiana Mines Limited» también inglesa. A partir de 1932 la Cía. de Minas de Covadonga S.A. (COMICOSA) se encargaría de la explotación de las minas intensificándola tras la guerra civil. Durante el periodo de explotación de las minas las condiciones de trabajo fueron, como en todos los trabajos de minería, muy duras con jornadas muy largas, lo que obligaba a los mineros a exigir mejoras en las condiciones mediante protestas y huelgas. En su período de máximo esplendor, las minas llegaron a contar con 500 trabajadores, 14 de los cuales perdieron allí la vida. La explotación continuó hasta 1979, cuando se decidió que la actividad era incompatible con la protección del espacio natural que las rodeaba.
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Tras recorrer los distintos espacios que se conservan de las minas de la Buferrera, seguimos subiendo hacia el parking del lago Ercina. Terminamos nuestro recorrido aquí, no sin antes subir al mirador de entregaos para contemplar la inmensidad del paisaje que nos rodea.
Panorámica
Como siempre, para terminar os dejamos el enlace al track de wikiloc:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6487030